Oscar Huerta*


los iluminados


     En los recientes meses Bush se ha tomado la molestia de iluminarnos revelándonos la verdad absoluta. Desde el 11 de septiembre su palabra es ley y la política global (económica, militar, etcétera) ha girado en función de lo que él y su grupo dispone.
No es extraño que cualquiera afirme tener la razón y defienda sus argumentos en la medida del poder o de la influencia que tenga, pero en algunos casos en particular, como Bush, hablan a nombre de una colectividad que representan, o al menos eso se supone.

     Gabriel Zaid explica que probablemente los líderes están compuestos por una doble personalidad, como dice Fox: uno soy yo y otro es el presidente. Aquellas personas que llegan a ocupar puestos donde cuentan con poder intempestivamente se ven revestidas de una dosis de infalibilidad de facto. Ungidos ya sea por el pueblo (Vox populi, Vox Dei) en procesos electorales o directamente herederos de la gracia divina (sacerdotes) en el caso de las religiones; los líderes se han convertidos en los depositarios de la verdad indiscutible.
     Indiscutible porque la dosis de poder es mayor a la del resto de las personas que se ubican hacía abajo de la pirámide institucional: el sacerdote se asume que sabe más que el fiel, incluso le puede o no perdonar sus pecados; el juez o los legisladores sobre el resto de la población (llámese partido, organización o ciudadano), Estados Unidos por arriba del resto de las naciones.
     Indiscutible porque lo que no se ubica hacía abajo de la piramide jurisdiccionalmente simplemente no existe.

     Las demostraciones de poder van desde los más trascendentales temas que afectan efectivamente a todo el mundo, hasta los tópicos que no tienen gran importancia en términos prácticos, ilustro con tres ejemplos.
         1. Bush se ha apropiado de la visión divina para distinguir a los malos (los otros) de los buenos (ellos), y la demostración más burda del poder es la pronunciación de la llamada doctrina Bush ("exabrupto Bush" diría yo) que sostiene que tiene la autoridad moral para atacar preventivamente a presuntos sospechosos (individuos, grupos o naciones).
         2. Los líderes religiosos (que van desde sacerdotes hasta dirigentes de organizaciones) se pronuncian contra el aborto de manera definitiva, tema que es recurrente en la discusión de la salud pública. Y en este ejercicio de verdad única se ven anuladas una gama de opiniones que contrastan con la versión oficial de las cosas: la voz de los médicos especialistas en el tema de salud, la voz de las madres que son las directamente afectadas por el fenómeno del aborto, la voz de los compañeros sexuales (esposos, novios, amantes...) que son protagonistas (presentes o ausentes) en el tránsito de un aborto.
         3. Diferentes encuestas hechas por diarios de la ciudad arrojan como resultado que entre un 65 y hasta un 85% de aficionados de las chivas rayadas del Guadalajara están a favor de que el equipo de fútbol sea vendido a un empresario. El actual presidente del club (Francisco Cárdenas) en un chat hecho en mural.com a pregunta expresa para conocer cuál es su opinión acerca de las encuestas que le son desfavorables, lapidario contesta: no saben de fútbol.

     El dilema que enfrenta el usufructo de la verdad consiste en validar que efectivamente no haya otra verdad.
     En el caso de la religión es una batalla que podemos considerar perdida. No hay manera de preguntar a Dios si esta de acuerdo o no con las disposiciones que el Papa y los obispos dictan. Aunque momentáneamente no hay discusión valida, a la distancia histórica emergen las contradicciones, pontífices que santifican y beatifican al vapor personajes y otros que los eliminan del santoral (sólo por poner un ejemplo).
     Pero en el resto de los cotos de poder si es posible validar o confrontar la verdad del líder con las otras verdades. Asunto sencillo en teoría pero espinoso en la práctica.

     La cámara de representantes y el senado norteamericano ha otorgado (o confirmado) a Bush el poder de hacer el uso de la fuerza contra Irak. ¿A quién representan estas cámaras? a los cercanos personajes a la Casa Blanca que tienen acciones en industrias bélicas (Ashcroft, Powell...) y petroleras (familia Bush...) o a los ciudadanos que están perdiendo sus ahorros y sus jubilaciones por los fraudes que realizan algunas industrias y las compañías calificadoras. En las encuestas los norteamericanos han reflejado su preocupación por la crisis económica estadunidense por arriba de un eventual conflicto bélico, además están surgiendo organizaciones que se oponen a la guerra como "No en nuestro nombre" (http://www.nion.us). No es necesario mencionar que medio Oriente, Asia y Europa se oponen al uso de la fuerza en la región.
     La democracia es el más grande fracaso del siglo XX (y quizá del XXI). Como forma de gobierno no ha representado a los ciudadanos, ya no digamos para procurar el bien común. No han llegado las voces (de las mayorías y las minorías) a las cámaras, se legisla de acuerdo a tendencias macroeconómicas que se dictan desde instituciones supranacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional).
     Se ha polarizado negativamente el ejercicio democrático: por un lado han aparecido los líderes mesiánicos que creen tener la clave del éxito y la capacidad de dirigir naciones y por otro los líderes que descargan toda la responsabilidad en el pueblo en escaramuzas para legitimar la tan cacareada democracia.
     El presidente Fox hizo creer a sus electores que tenía las respuestas a los problemas de la nación, evidentemente no las tenía y vino el desconsuelo general. Por el contrario se embarcó en empresas muy discutibles como la construcción del nuevo aeropuerto en la zona de Atenco, pero los macheteros y el jurista Burgoa Orihuel lo pusieron de rodillas y echaron abajo el proyecto.
     En el polo opuesto López Obrador ha llevado a situaciones ridículas el uso de las encuestas y los plebiscitos. Con la discutible validez por los escasos participantes y las formas de hacer propaganda, el jefe de gobierno descarga la responsabilidad en la población y aún contando con la genial coartada de que la asamblea del D.F. detenga los proyectos.

     La cereza en ese agridulce pastel es la nula autocrítica de los lideres y dirigentes que son los depositarios del poder. La autocrítica desarrolla el sentido de la mesura y afina el oído. Cuando se atienden las estadísticas (no maquilladas, no compradas) y se escuchan las voces plurales el ejercicio del poder se vuelve sensible y fructífero. Hay contados casos ejemplares (Gandhi, Mandela, Walesa) que nos pueden servir como referencias.
     No porque aparentemente no haya solución por rehabilitar a la democracia prostituida, habremos de dormir en nuestros laureles. La cita de Francis Scott Fitzgerald: Admitir que las cosas no tienen remedio y mantenerse sin embargo decidido a cambiarlas.



*Oscar Huerta.
Guadalajara, México. 1971.
Co-director de al margen.