Diana Sandoval Romero*


lo correcto y lo equivocado del 11 de septiembre


   Este 11 de septiembre se cumple un año de los atentados sufridos en las ciudades de Nueva York y Washington. Estos ataques terroristas cambiaron el mundo en forma drástica, a un año de estos acontecimientos, las hipótesis, investigaciones y comentarios alrededor de ellos nos siguen recordando esas atrocidades como un suceso de importancia histórica, no por su escala, sino por elegir a víctimas inocentes.
   Pero sería interesante ponernos a analizar los hechos que tantas veces hemos visto y escuchado en los diferentes medios de comunicación. Se ha dicho, que los responsables son Osama Bin Laden y su red de Al-Qaeda. En investigaciones relacionadas con el ataque terrorista, hay hipótesis de que nadie mejor para saber quien es este grupo que la CIA, lo cual suena lógico ya que es seguro que seguía muy de cerca los pasos de estos terroristas desde hace años y mas después de sus ataques al WTC en 1993. Y siendo esta una de las investigaciones internacionales mas intensas, ¿por qué no ha sido fácil hallar evidencias para identificar a los culpables de los ataques? Esto no parece lógico conociendo el sistema de inteligencia de la nación mas poderosa del mundo. Un año después de los atentados,la versión que hemos escuchado es que el F.B.I "creé" que el ataque se tramó en Afganistán, pero se planeó e instrumentó en alguna otra parte. Y aún siendo que la fuente del ataque con ántrax se localizó en laboratorios estadunidenses que fabrican armamento, sigue sin ser claro su origen. Esto sólo nos muestra lo difícil que es "descifrar" los actos terroristas dirigidos contra los ricos y los poderosos.
   Los términos en que se ha manejado la llamada "Guerra Santa" nos hace pensar sobre ciertas consideraciones, como la que menciona el gobierno estadunidense que consiste en que los actos los justifica el poder, así como la definicion de lo apropiado, lo correcto o equivocado de una acción. Podríamos pensar que lo que es correcto o incorrecto para los países occidentales no lo es para los países del medio oriente. Desde esta perspectiva no podríamos justificar el bombardeo de Estados Unidos a los afganos para forzarlos a entregar a personas que el FBI sospecha que cometieron actos criminales (recordemos que este fue el objetivo oficial de la guerra, anunciado por el presidente cuando comenzó el bombardeo) o que derrocaran a sus gobernantes, objetivo de guerra anunciado semanas más tarde. El criterio seguido para realizar este ataque se basó en lo que la prensa ha llamado la "doctrina Bush": "el golpe previsor" contra las presuntas amenazas. Esta doctrina se justificaría según la premisa de Naciones Unidas de "la autodefensa contra un ataque futuro". Igualmente se justificaría un ataque de Irak hacía Estados Unidos. Es complicado entender y aceptar este supuesto. Al conocer en la zona oriental la noticia de los atentados terroristas en Estados Unidos, imágenes televisivas transmitidas a todo el mundo nos mostraban personas partiendo pastel y repartiendo los platos entre la familia, amigos y gente que pasaba. Los niños bailaron frente a las cámaras y los adultos aplaudían. A pesar de las imágenes, funcionarios del gobierno palestino dijeron que era muy extraño que las cámaras de televisión hubieran estado justo en esos momentos y hubieran difundido esas imágenes junto con las de la devastación en Nueva York. Agregaron que en las escenas sólo se veía a unas pocas personas, con lo que dejaron entrever su convicción de que los supuestos festejos hubieran sido un montaje de los medios norteamericanos para desprestigiar al pueblo palestino. Sea esto verdad o no, no podemos dejar de reflexionar sobre diversos acontecimientos "absurdos" que rodean los sucesos del 11 de septiembre. Por ejemplo el asesinato de Ahmed Shah Massud "el león del Panshir", quien era el lider indiscutible de la Alianza del Norte unos días antes de los atentados, con lo que se desarticuló la gran fuerza opositora al regimen taliban. La gravedad de esté hecho radica en que Massud no hubiera cooperado con los E.U en derrotar al regimen taliban. También llama la atención que con todo su sistema de seguridad, en E.U se ignoraron visas con problemas de personas del medio-oriente, se educó en escuelas de aviación a los presuntos pilotos, se ignoraron los informes (americanos y europeos) que avisaban de un ataque masivo y se reaccionó tarde al comenzar el ataque. Conociendo a los estadounidenses debió haber estado inundado de naves aereas (cazas militares, helicopteros de rescate, etc.) inmediatamente después de estrellarse el primer avión, pero dejaron limpio el cielo para que se estrellara el segundo avión. Por otro lado, un día antes del ataque, las bolsas de valores de todo el mundo registraron ventas y compras anormales. Transacciones que beneficiaron con millones de dolares por el efecto del desplome de los valores de las líneas de aviación y por el alza de las acciones de las empresas productoras de armas. Sólo se informó en la prensa que era imposible rastrear a los beneficiarios. ¿Coincidencia?
   Lo que es evidente es que en todo el mundo los gobiernos aprovecharon el 11 de septiembre como una oportunidad para instituir programas de severidad o represión con el pretexto de "combatir el terror", explotando un ambiente de miedo y la exigencia de "patriotismo". En imágenes televisivas podemos ver cómo de fachadas de casas y edificios cuelgan las banderas de las barras y las estrellas. En la Gran Manzana en Nueva York y en las calles céntricas de Washington cierran oficinas, comercios y espectáculos. Muy pocas personas caminan por esas zonas. El silencio acentúa el aspecto luctuoso de sus avenidas y edificios. Y el presidente Bush seguramente "conmovido" recordará las tres mil víctimas al dar a conocer el estado de la guerra contra el terrorismo y argumentando sobre el eventual ataque militar a Irak frente a las Naciones Unidas, mientras busca el apoyo de la comunidad internacional. ¿No es este un emotivo final para las celebraciones del primer aniversario de los ataques? A mí no me lo parece.
   Uno de los logros principales con esta "guerra contra el terrorismo" es que por primera vez Estados Unidos tiene la posibilidad de instalar bases importantes en Asia central. Estas son básicas para el posicionamiento de los estadunidenses y su control de los considerables recursos energéticos de la región oriental, completando el cerco que tiende sobre los mayores recursos energéticos del mundo, situados en la región del Golfo. Lo que hasta el 11 de septiembre fue una industria regida desde la capital de Arabia Saudita, podría ser, en los años próximos, un mercado global, dividido entre influyentes productores que podrían convertirse en una seria competencia para la región del Medio Oriente. Todo en beneficio de las potencias europeas y de Estados Unidos. Ya antes de los ataques terroristas existía en Estados Unidos una seria preocupación por la creciente demanda mundial de petróleo. La mayor parte de esta cantidad de petróleo, tendría que ser cubierta por los productores del Medio Oriente (esa zona posee 63 por ciento de las reservas mundiales). Arabia Saudita, por sí sola, es dueña de 25 por ciento de las reservas de petróleo. El reordenamiento de los proveedores mundiales de petróleo ofrece, además, ofertas significativas para otros productores en las regiones de África Occidental y del Mar Caspio. Y es aquí donde Estados Unidos y sus aliados europeos pueden recoger los frutos de la guerra contra el régimen Talibán; ya desaparecido, nada impide que Afganistán se convierta en una ruta de salida del petróleo de Rusia y de las exrepúblicas soviéticas.

   Como menciona Noam Chomsky, en uno de sus artículos sobre el 11 de septiembre:" parece ser que el gobierno de Bush percibe esta etapa de la "guerra contra el terrorismo" como una oportunidad para expandir sus ventajas militares al resto del mundo. Es válido especular que tales consecuencias eran uno de los objetivos primordiales del bombardeo de Afganistán: advertirle al mundo de lo que es capaz Estados Unidos si alguno intenta "pasarse de la raya" ". Un hecho es seguro: Al-Qaeda preparó los atentados del 11 de septiembre bajo la mirada vigilante de la Casa Blanca. Tal vez los talibanes llegaron a la conclusión, equivocada o no, de que una intervención militar bastante importante se preparaba en su contra. En ese caso, no le fue difícil al gobierno de EU darse cuenta de que les convenía que Afganistán "disparara primero". Cabe preguntarse si quizá disparó sin avisarles o los agentes ‘secretos’ de Estados Unidos sólo esperaban su luz verde, pero esto sigue siendo una especulación que se basa en indicios reales, y que intenta dar coherencia política al suceso que, el 11 de septiembre, desembocó en lo inimaginable
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*Diana Sandoval Romero.
Guadalajara, México. 1978.
Lic. en Informatica Administrativa (ITESO).