Gerardo Cham*


el ojo furtivo


El ojo furtivo

De lejos, a una distancia prudente, aprendemos a calcular cierta esencia de las personas. Tan delicada receptividad puede ser motivo de una profunda amistad o de un desgraciado envite. Sin embargo, el verdadero encuentro, la daga del amor, del hastío, del rencor y de todas las pasiones, únicamente se manifiesta de ojo a ojo, cuando los alientos se reconocen mutuamente. Ahí todo es revelación, la nada es el todo más significante. Después de eso ya nada es previsible.


De conventos

Nada tiene de singular la siguiente afirmación: conventos y monasterios son recintos cuyo funcionamiento ha sido pautado desde la sexualidad. Es lo que se podría llamar el discurso interno de la institución, algo eternamente precoz, subyacente, limitado, canónico, mas no mudo. Hablan las vestiduras, los reglamentos, los espacios implícitamente separados, el mismo rigor del silencio y del tabú. En el volumen primero de su Historia de la Sexualidad, Foucault nos recuerda que ahí donde el sexo es aparentemente más administrado y vigilado subyacen toda clase de discursos propagadores, conectados mediante complejos dispositivos de dispersión y refinamiento. Se trata de un bulbo secreto escondido en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Trabajan para ello como hormigas nocturnas un largo ejército de ecos, insomnios y sombras que se deslizan desde las altas cornisas, descienden hasta las fuentes y se cuelan bajo las puertas de los dormitorios. Ese demonio queda confiscado, será marcado al rojo vivo y mediante cuidadosas prescripciones pasará poco a poco al terreno de la pura oralidad.


La carne pródiga

Injustamente al pez no se le ha permitido el acceso a las maximologías eróticas. Aprendimos que lo blanco de su carne impide todo afecto sanguíneo, y que las espinas clavadas en el paladar son pequeñas ballestas que interceptan los orificios de Afrodita. Pero ante las angurrias más exquisitas, no es el rojo nuestra mejor condición, sino la humedad, el silencio y el plopeo de nuestras aletas bronquiales.



*Gerardo Cham.
Guadalajara, México. 1964.
Investigador en el Instituto de Investigaciones Estéticas (Universidad de Guadalajara). Imparte el curso de Semiótica (Maestría de Comunicación en el ITESO).
Algunos titulos publicados: El cuaderno de Liszt (relatos), Viaje a los Olivos (novela) y Bajo la sombra de París (novela que se publicará en breve)..