MadreOceano, conversation on the bathtub
Carlos E. Herrera G.



   El 15 de marzo recibimos un correo electrónico de Esteban Gómez (el hombre detrás del proyecto sonoro MadreOceano), quien hacía de nuestro conocimiento su "Eleven songs written & recorded on the bathtub": once cortes musicales que se multiplican, que por su composición y consecusión hacen de Buenos Aires un paisaje diferente, y del Mar del Plata, algo inusual en la geografía sonora de la que comúnmente escuchamos referencias tales como Spinetta, García, Páez y un largo etc... Algo pasa en aquellos lares y qué bien! Qué bien que ahora escuchamos, por ejemplo, al Guille Vadalá o a Gonzalo Aloras. Qué bien que ahora existen bandas como Turpentine, o MadreOceano, para recordarnos (una vez más) aquello de que "el sur también existe".

   Pero no fue sino hasta el 22 de marzo cuando, escuchando sus canciones, se me ocurrió hacer contacto y tender un puente de viento que nos convocara en torno al tejido de asociaciones que en ese momento elucubraba mi cabeza:

   Te cuento, Esteban, que hace un par de horas me encontré una entrevista televisiva hecha al poeta Juan Gelman en la que hablaba sobre el "silencio", y ahora al escuchar tu disco, me viene el "silencio" a la cabeza; claro, el término, el concepto, la extensión; en fin, el "silencio" convertido en ritmo y en espacio... Creo que, paradójicamente, "Eleven songs..." es de una consistencia silenciosa, ¿tú qué opinas? ¿Qué tanto de silencio existe en Esteban Gómez, en "Eleven songs..."?...

Esteban: En primer lugar quiero agredecer el tiempo y disposición que has puesto tanto en las líneas que me escribís como en la escucha de "Eleven Songs". Agradezco también los calificativos con los que has enmarcado mi música. Siempre es una gran novedad y satisfacción escuchar nuevas lecturas y puntos de vista sobre el álbum.

Concuerdo con tu parecer, el disco está cargado de silencios; silencios conceptuales, musicales, rítmicos y espaciales.

Creo que el silencio siempre acompaña al artista, que con breves y simples elementos se digna a arrojar una pequeña piedra sobre el agua inerte con la esperanza de llenarse en ese momento en que ve las ondas correr por donde antes solo había quietud. Pero si tomásemos el silencio como esa quietud, nos daríamos cuenta de que, como la mayor parte de las cosas que nos rodean espacial y temporalmente, forma parte de un proceso circular que depende de una dialéctica. El silencio no es nada sin el sonido, como la quietud no es nada sin el movimiento.

Creo que "Eleven Songs" está teñido de esta dialéctica de campos positivos y negativos. Es como una breve instromisión en el campo del silencio y los sonidos. Es una intromisión tímida e infantil, propulsada por un impulso que, ni en su momento ni ahora, puedo comprender; que sólo acepto y acompaño.

El silencio se hace forma no sólo en la estética de los recursos, sino también en los conceptos sobre los que se trata. El silencio como incógnita, como lugar a donde se arrojan las preguntas más simples y como lugar donde se alojan las respuestas que sabemos nunca vamos a tener a disposición. Tal y como la imagen anterior, nosotros somos la piedra haciendo ondas, no sabemos quién nos arrojó allí, sólo sabemos que nuestro recorrido es corto y finito. Y que cuando nuestra onda cese, nuestro recorrido habrá terminado y formaremos parte de la incógnita y el silencio de la no-existencia.

Y por otro lado me agarro del silencio de las palabras, que como haces referencia, "hacen ausencia". Hay ausencia de palabras en el silencio, pero acaso ¿no hay asusencia en las palabras mismas?. Se pueden hacer juegos de palabras, ponerlas en una canción, jugar con su orden y significado, hacer que rimen con una melodía hasta que nuestro deseo con respecto a ellas esté satisfecho; pero este control que tenemos sobre la obra ¿nos lleva a tener control alguno sobre el significado real de las palabras?... Mi experiencia me dice que no... Escribo sobre la vida, el amor, la ausencia, la muerte y convivo diariamente el silencio de cada una.

No me quejo, trato de entender lo más que pueda este juego; entender que todo lo que tenemos es esa onda sobre el agua y, entonces, no nos queda más que disfrutar del recorrido. Cada uno encotrará su forma, la mía es a través de las palabras y los sonidos. Cada canción que hago me sorprende, conmueve, alimenta y cobija. Así es como cubro mis necesidades básicas.

En cuanto al silencio y la soledad, creo que son las dos cosas primordiales que necesito a la hora de crear. ¿Qué más que ese momento entre una hoja en blanco y uno?. El momento justo antes de escuchar la convivencia de acordes, melodías y palabras.

   Recuerdo también un fragmento de la secuela del film "El Lado oscuro del corazón" donde Alejandra le dice a Oliverio: "Las palabras no hacen el amor, hacen ausencia"... Se me ocurre que quizá la ausencia sea una forma diferente de silencio... ¿Qué silencios, qué ausencias te confrontan? Y, en este sentido, ¿hubo soledad o desolación en el proceso creativo?

Esteban: Yo disfruto y convivo felizmente con esa soledad y no con la desolación.

Creo que es muy sano aprender a sentirse solo. Nos hace conocernos y darnos cuenta de que existen cosas que sólo pueden ser producidas por nosotros mismos y ser únicas. El fruto de esa soledad puede compartirse y generar la inquietud hacia otras creaciones, y por el contrario, creo que la desolación no da frutos, no crea, es un estado vacío en sí mismo.

Y una vez creado este fruto original, no queda más que plasmarlo al formato que nuestra realidad dicte; sean hojas, piedras, cintas magnéticas o códigos binarios.

"Eleven songs" habla de ello desde su título, el acto de escribir y grabar, de dejar constancia palpable de lo creado, y declarar su origen: "the bathtub", la bañera, lugar privado, íntimo, de relajo y de reflexión en la realidad física. Y lugar de regresión, de cuidado, de cobijo, de purificación en la metáfora... Como un útero que nos contiene y alimenta mientras nos promete un lugar como elemento nuevo en un mundo que todavía desconocemos.

Carlos, muchas gracias por las inquietudes que me hacés llegar. Agradezco que me hayas hecho reescuchar y reencontrarme con mi propia obra desde una nueva perspectiva. Espero con estas líneas haber podido alejarme de las respuestas esperadas y así generar más incógnitas.



Carlos E. Herrera G.
México, D.F.
Narrador, creador de literatura y radio en internet.