Dos posiciones
Julio César Osnaya Guzmán



-¿Te gustó? -Más que preguntar, ese cuestionamiento era una presunción; Alberta creía ciegamente en su experiencia.

-Sí, sí me gustó. -Contesté y ya.

-No lo dices con ánimo. -Dijo apretando la garganta.

 En un principio gocé como un animal, después lo hice como un humano y ya no fue lo mismo.

-Tienes razón, no fue la gran cosa. -Le dije sin más porque en efecto no había sido ni la mediana cosa.

-¡¿Y por qué no lo dijiste mientras lo hacíamos?! -Me reclamó con un empujón-¡¿Acaso crees qué me haces un favor?!

-Algunas ocasiones las cosas no funcionan como lo queremos. -Contesté.

-¡No funcionan porque nunca hablas!

-...no, creo que...

-¡¿Crees que lo disfruté como si fueras el mejor?! -Me encogí de hombros. -¡Pues claro que no! -Se contestó y un poco disminuyó su enojo. -¡No lo tienes grande y tu cuerpo deja mucho que desear! ¡¿Lo sabes?! -Le regresó el enojo por completo. Pensé que la próxima ocasión podría mentir -¡Ni siquiera duras mucho!-También pude empezar a engañar en ese instante y acabar con esa simpleza. -¡Tampoco tienes imaginación! ¡¿Dos posiciones?! ¡Por favor! ¡Eso cualquiera lo hace! -Decidí no empezar a mentirle en ese momento. -¡No sé por qué te abrí las piernas! -Yo pensaba lo mismo de mi boca-¿Me quieres? -Por fin había terminado.

-Sí, sí te quiero. -Respondí.

-Contestas como si no estuvieras seguro.

-...sí, sí estoy seguro...

-¡Dices que me amas para que siga acostándome contigo! ¡Por ESO lo dices! ¡Eres un cerdo mentiroso!

-No...

-¡Todo lo haces a tu puta conveniencia! ¡Sólo te interesa lo tuyo!

-Eres importante para mí. -Lo dije sin mentir y sin querer calmar las cosas, lo dije sinceramente.

-¡Claro que te importo! ¡Para cogerme! ¡Cogerme como a una puta!

 ¿Por qué tenía que hacer esa comparación? Me agradezco con un brindis de litro de tequila que únicamente haya pensado esa frase. ¿Por qué no solamente pensé lo demás y ya? Nada de esta discusión hubiera estado por ahí.

-¡¿Lo ves, no tienes nada que decirme?! -Entonces golpeó sin fuerza mi estómago y fingí dolor, hice un buen gesto y ella guardó silencio por algunos segundos. -...¿te he pegado muy duro?...
-...no, estoy bien...

-¡¿No estarás fingiendo?!

-No. -Contesté y me abrazó y todo terminó.



Julio César Osnaya Guzmán.
México, D.F.