poema
leticia cortés




Tiemblo.
Y me sé situada entre viva y muerta.
Me sé preñada por el agua y la tierra.
Aquí no tengo miedo.
Nada
puede darme
miedo.
Las palabras aparecen
como fantasmas del tiempo,
mariposas hechas de ceniza.
Tiemblo
y aprendo el lenguaje claroscuro
de los árboles y las nubes.
El llanto crujido de la madera
astillando mi cuerpo.
Lloro y me busco
en las manchas provocadas por el agua y el vaho.
Intento gritarme desde entonces
con silencios que conozco y traduzco.
Araño el espacio que hay
entre mi cuerpo y el vacío.
Aquí la soledad no es grande.
Es imposible que algo ocurra.
Los gusanos se mudan a otros cuerpos.
El sol me arrebata el agua.
Soy testigo del proceso inverso de la lluvia.
Desllueve la tierra
graniza sobre mí
y tiemblo.
Me sé situada entre viva y muerta.
Me sé preñada y nada puede darme miedo.
Enterrada
no me sé miedo.





leticia cortés
Guadalajara, Jalisco. México
Murió el día en que Dios estaba feliz: borracho.
Y nunca voló ningún papalote.