la sombra de los pájaros
miguel reinoso




No te empecines con su sombra, la casa está hechizada. El otoño, que se ha ido guardando en el armario, te roza con el dedo de las hojas el rugoso techo del insomnio, y lentamente te evapora el agua del espejo mientras duermes. No te empeñes en el filo dorado de su caligrafía, cada fin de semana su nombre te expresa las siluetas del cuervo, y sus monedas te hacen ruido en la avenida de tus bolsillos. Bien que lo ves, lo más próximo son tus manos pero si las tocas gimen por el aceite de su mirada. No toques nada, no permitas que tu boca sea una guirnalda callada velando la luna menguante de sus uñas.

No te empecines, no te mientas. Los fines de semana sin ella son un valle verde que te crece lentamente con el vuelo del gorrión. No te expreses, es mejor una venda en la boca. Ya no escribas el plomo de una lágrima, ni rasguees -espejo inverso- la pezuña del león ni la llama del escudo; ya no estimules el vidrio del grito, corazón de cordero en la fruta de primavera. Basta de estrellas como manos extendidas. No le pidas más lo que te niega; avaro, rompe mejor los dados contra la mesa.

Sin embargo, te adivino, y sé lo que dirás: Temo al destino, María. Nada es cierto, sólo este espejo en la mano, este gorrión en la cabeza. La soledad, perra que gime en el patio, es una sombra que anida en el hueso y en el pájaro de mis alientos.

Y yo, letra de tu mano derecha, ya no tengo más espigas que circundan los cardos con las palabras. El silencio no es mi nombre, ni el sello de mi sombra. Aunque sea monólogo mudo, seguiré acuñando la moneda del sol: la palabra que te salve con el verde follaje hilando una guirnalda de amarantos y laureles que dé cuerpo a tu voz.





miguel reinoso
Guadalajara, México. 1957.
Maestro para el sustento y sus afectos de mal vivir: leer y escribir poesía, escuchar música, vagar en las altas horas de la noche para encontrar por encontrar entre barras y calles, entre hielos y gente. Ha obtenido el premio de poesía “Alí Chumacero” 1998, que otorga la Fundación Álica, de Tépic, Nayarit; y el Premio Tijuana de Poesía 2002. Tiene publicados los poemarios “Telubrio” y “El hombre de los faros”. Ha participado en revistas culturales como Transhumancia, Juglares y Alarifes, Luvina, Novun, La Tarea; fue antologado en “Estela por el olvido”, ha participado en revista eletrónicas como Argos, Café express, Caja de Letras, y otras. Estudió en la Normal Superior de Jalisco, es egresado de la licenciatura en Letras, de la Maestría en Literaturas del Siglo XX, ambas por la U. de G.