ecos de la noche
isolda dosamantes




Cómo será tu sueño
cuando yo te he buscado sin hallarte

Eunice Odio



A

La mirada se repite con el tiempo. Es la sobreviviente luz del límite, en que inertes quedaron esos labios y aborrecieron el oasis del placer divino. Nuestra historia extraña el eco del muro, que consumió el grito en una flama redimida. Aturdidas las sombras de ceniza de ese nuestro altar, sin consuelo de acercarse primigenias, renovadas hacia el templo, en el incendio de la culpa y la mentira, se conforman con volar y hacerse polvo, en su plegaria voluptuosa que entonan a través de una ventana.


B

Nuestras calles dañan sus colores, de un soplo la verdad se hizo milagro en los maderos y de la podredumbre de una llaga acontece otra vez la despedida, movimiento en espiral, se ha ejecutado con el tiempo que ávido grazna al ayer con movimientos jubilosos. Muertas cenizas remedan el caracol, en cada curva se hace polvo, crean el fuego donde reverbera y se disipa en hálito nocturno.



C

Nos respetaron los animales, desaparecimos sobre el territorio de una soledad pordiosera. Fuimos arena a espaldas de la vida, adornamos las playas con el polvo de lo que fue ceniza. La ausencia era niebla y pecado. Repetía el tiempo nuestro destino en la orilla de una piel, un día que su sed era indecible.





isolda dosamantes
Atlangatepec, Tlaxcala, México. 1969.
Tiene publicados los poemarios: Bacalar sueño de agua (1995), Utopías de olvido (1977), Altura lustral (2000) y Gótico Florido (2001).
Actualmente se desempeña como lectora en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, China.