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Asalia Solís

Vorágine


Dedicado a Gonzalo Pereyra.


   Sus pies se deslizan entre la taciturna oscuridad, bajo las estrellas que subrayan la melancolía del migrante que vaga en horas inciertas; cuando el desvelo se vuelve obligatorio y entonces lo torna pensador. Escudriña el universo atemporal de aquella noche que se vuelve tarde, día, madrugada, sumergido en el laberinto de la evocación. Entra a espacios solitarios, donde solo aletean los sueños a punto de ser arrojados por el mirador. Puñado de mariposas coloridas que emprenden el vuelo.

   Por un cuarto de tiempo anega su cuerpo en el lago claroscuro de la ausencia, un instinto consecuente le muestra un espacio donde descansar. Noctámbulo se mece en minutos eternos. Los dedos de sus pies nerviosos juegan en la alfombra verde oscuro, posa su rostro sobre las rodillas y sujeta sus piernas en un fallido intento por resguardarse del frío que entre cala sus huesos.

   Junto a él, una difusa luz amarillenta provocada por la luna, guardián sordomudo que dibuja la frágil apariencia de su cuerpo; cual monumento a punto de desmoronarse. Como un abnegado reo víctima del cuartel de bruma, ignora hacia donde lo conducen las trémulas voces que discuten una y otra vez ¿cuál será su destino?

   Asido a él se encuentra el ayer, amigo y verdugo, cómplice lacerante del espacio y tiempo. En su interior aun vive el suspiro entrecortado de la esperanza, que clama una nueva oportunidad de subsistir, apelando con motivos y razones para vivir. Por eso respira, calma su duelo y espera paciente la silueta blanca de la nueva aurora, inicio tangible de un luminoso amanecer creado también para él.



Asalia Solís
Piedras Negras, Coah. México.
Carrera comercial, promotora de formación moral y humana, integrante de redes solidarias de la localidad. Enlace de la Revista La Buena Noticia. Publicó en la revista literaria Letras Negras.