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Marcos Aguilar

Una carta


  “Empezó la guerra: Bagdad
atacada a las 5:38, hora
de México”.

( La Jornada , 17 de enero de 1991)



Sólo sé,
que una gota gigantesca
caliente y perdiéndose en lo frío,
densa,
vistió a la ciudad;
y que ahí,
se continuó la muerte de los hombres;
mientras en la Casa Blanca ,
y silbando quizá,
un cartero que no entiende de las guerras,
deposita en cualquier puerta,
una carta...:

que habla de negocios.



Dicen.

Dicen que fue en el último vagón, donde, con un rostro lleno de paz y en sus manos una carta sin destinatario, lo hallaron acompañado por una pistola solitaria, con el cráneo reventado y mirando a la nada.

Dicen que después de la noticia, los rumores trataron de explicar mil un veces los porqués de su única muerte.

Lo que no se dijo, es que él; Jacinto Tarango, cansado y dolorido de nostalgias, mandó asesinar a sus recuerdos, que era donde Ella, adelgazada, vespertina y amorosa, siempre, siempre…, estaba presente.



Marcos Aguilar
México, D.F.