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Adaptación social y progreso
José Repiso Moyano


          La conciencia, que pasa por el conocerse a uno mismo por medio o con ayuda del entorno, requiere primordialmente el admitir que todos pueden equivocarse para que así se constituya un criterio propio que sea en una valiente elección un desechar lo inútil -lo que atávicamente más ha perjudicado en el beneficio individual y de todos-.

          Por ello, es imposible el adaptarse socialmente en un cerramiento, en una obediencia ciega a cualquier sistema, en una pasividad o falta de reacción ante los nuevos descubrimientos cognoscitivos o en una falta del criterio coherente para que seleccione eficazmente o racionalmente esos descubrimientos ante los problemas de lo actual.

          Y es que el hecho actual, el hecho presente, es quien da todas las condiciones para que se metabolice la adaptación social coherente, el acierto, la elección adecuada o decantada por una escala de prioridades que siempre debe ser adaptativa u ofrecida a una continua reactualización.

          Porque lo esencial de algo no es que cambie, sino que se adapta -un ser humano no puede ser sustituido por una piedra, es decir lo esencial es insustituible: no se puede sustituir la luz por otra cosa, el agua del cuerpo humano por otro elemento, el amor por el odio para el afecto o para el convivir, etc.-; lo esencial es adaptación de algo -pero con ese algo siempre-, el continuo reactualizarse o reintegrarse o reformalizarse de algo con respecto al medio.

          Las interacciones hacen que el objeto real sea un actor, es decir determinan lo que actúa, que es reformalizado, que es adaptado o que es reconstituido. Sólo cuando algo es reconstituido ya es, se sustenta en eso, tiene posibilidad de ser, de existencia discernida: de no ser el todo o la nada, sino el algo.

          Por tanto, el ser humano progresa socialmente modelando o eligiendo entre las posibilidades de su adaptación, atendiendo a unas prioridades que lo reconstituirán, que lo sustentarán sin posponer su naturaleza "a priori" o esencial. Tales prioridades o aspiraciones son sin duda sus puntos de encuentro o en común con los demás para creer en el mañana, para crearse ideas -ideologías porque son compartidas- que le forjan, a través de prospectivas, un ilusionarse en sus esfuerzos y una satisfacción de coherencia en su conciencia.

          El progreso deliberadamente también es una consecución de gente unida por ideas, las cuales son fortalecidas por aquellos que se ofrecen a desalinearse o a rebelarse de lo atávico, esto es, una conducción social, una sinapsis social de intenciones.



José Repiso Moyano
San Marcos, Málaga, España.
Ha publicado: Cantos de sangre (Ediciones Rondas,Barcelona, l984) y La muerte más difícil (Ediciones Torre Tavira, Cádiz, l994). Ha ganado los premios: "Ángel Martínez Baigorri" de Navarra; "Encina de la Cañada" de Madrid. Es asesor literario de la colección Torre Tavira de Cádiz. Ha colaborado con ensayos, artículos, poemas en más de 100 periódicos de todo el mundo.
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2004