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¿Cuál mundo es ahora más seguro?
Gregorio Martínez Martínez



   La irresponsabilidad del presidente Aznar, no solo se ha demostrado en el apoyo activo de la invasión a Irak, sino que después, contento por la victoria, se manifiesta pletórico de satisfacción al haber sido compañero de estas andanzas bélicas con Bush y Blair, por los acontecimientos, que cree, son históricos, y que así se siente de haber formado parte de la historia. Pero la historia a la que ha contribuido, ha sido a la del bandidaje y avasallamiento de un pueblo indefenso. Ahora se suma además unas declaraciones que ha hecho, que hacen pensar de la infantilidad de un dirigente político que al igual que sus homólogos de la coalición, tiene de perfil el caudillismo. Refiriéndose a la actual situación después de la guerra de Irak, el Sr. Aznar a dicho que después del derrocamiento de Saddam “el mundo es ahora más seguro”. Esto hay que sumarlo a la ya sabida irresponsabilidad de la participación en la invasión de Irak. Pero estas palabras indican que el Sr., Aznar “cree en los reyes magos”, que es lo mismo que hablar de infantilidad política y falta de visión de las consecuencias que se derivan de una situación de calado internacional.

   ¿Qué mundo hay ahora más seguro, Sr. Aznar? ¿se ha conseguido esa –hipotética- seguridad con la fuerza de las armas? Parece mentira que quien dice tener alguna experiencia en combatir el terrorismo,-en este caso el de ETA- no haya aplicado la misma metodología, que es a saber, la aplicación del estado de derecho contra la barbarie del terrorismo. Si en este caso de Irak es el llamado terrorismo islámico de Al-Qaeda -que está por demostrarse- hubiera hecho bien el Sr. Aznar en defender el estado de derecho internacional, o lo que se llama la legalidad internacional, para hacer ver a sus belicosos “socios” de la importancia que tiene de implantar y respetar una acción legal contra aquellos que puedan proteger, apoyar o financiar el terrorismo internacional. En cambio se decantó por seguir “la voz del amo” y apoyar los planes de la coalición B.B. sumando y aportando efectivos militares bajo la capa hipócrita de ayuda humanitaria. (¿Era esa ayuda para el pueblo irakí?)

   Yo no sé que clase de asesores en materia de política internacional tiene el Sr. Aznar. Pero lo que si se puede decir es que desde instancias jurídicas y del derecho, España está dando ejemplo de cierta lucha y persecución contra los personajillos que oprimen a los pueblos -los dictadores-. Los que se escudan en el terror para implantar sus ideas separatistas -ETA y sus sicarios políticos-, que siembran el terror, secuestran la seguridad de la vida ciudadana, y se adueñan de la libertad de sus gentes. ¿Cómo, teniendo este bagaje, cómo existiendo esta clase de experiencia en la aplicación de la ley y del derecho, no ha intentado hacer lo mismo en este caso? Mejor hubiera entrado en la historia tratando de disuadir y convencer de que es mejor la lucha por la paz con los instrumentos de la ley, que de las armas. Aznar ha perdido la oportunidad histórica de haber luchado por que se atendiera la legalidad y el derecho en esta locura del gobierno americano de aplastar Irak. Que la paz no se consigue con la guerra, sino con el ejercicio de la justicia y la aplicación del derecho en lugar de las armas. De otro modo, significa que no hemos avanzado nada, y que el mundo es de aquellos que tienen el poder de destruir, de matar, es decir, de los bárbaros, de los locos. Y es que se puede llegar a pensar que no les interesa el pueblo, ni la paz por que se mueven a favor de otros intereses. Y por supuesto, esos cuales intereses sean, no son los del pueblo, por que bien que toda la sociedad, como una sola voz, les han dicho a esa trilogía de dirigentes que “no en nuestro nombre”, y han desoído esa voz; naturalmente lo habrán hecho en nombre de “otros”, y no hay que estar muy ciegos para ver como empuja la industria americana de la guerra. Sin embargo ahora es diferente. Esta guerra o invasión de Irak, va atener sus repercusiones para la seguridad en el mundo. Ya lo estamos viendo. Hace unas semanas, el atentado en Riad, en el corazón de las fuentes del petróleo. Ahora recién, otro atentado en Casablanca, Marruecos. Y además, las declaraciones que ha hecho Al Qaeda a una revista inglesa: “se esperan otras actuaciones mas espectaculares” Naturalmente, mas inseguridad. ¿De qué mundo habla el Sr. Aznar que es más seguro? Cuando escuchaba estas palabras me sentía mas cerca de “crónicas marcianas” que de la realidad.


   La invasión de Irak, aparte de ser un atropello y una ilegalidad, ha sido un grave error, una lamentable equivocación. Los bastardos intereses del gobierno americano han demostrado que han engañado al mundo -o a casi todo-. La razón por la que se hacía la invasión de Irak se ha visto modificada, y además defraudada. Hasta el día de hoy no se han podido encontrar las pruebas de las que se hablaba acerca de las armas de destrucción masiva. Pero lo que si se ha conseguido, aparte de la destrucción de un país, y de muchas vidas irreparables, ha sido el despertar y el resurgir de la fe religiosa y la dignidad de un pueblo en si mismo. Y lo que Saddam no consiguió antes del conflicto, que fue su llamado a la unidad del mundo árabe, el apoyo y solidaridad para luchar contra el imperialismo americano, lo está consiguiendo la permanente situación de la presencia americana como fuerza de ocupación; lo que les lleva a que los irakíes se esté rearmando en su fe religiosa, apareciendo líderes religiosos en conexión con Irán, todo un ejercito basado en su fe, lo que les lleva al paroxismo del martirio por su causa, para oponerse a ser mandados o gobernados por fuerzas ajenas a ellos. Ante esto, la administración americana se lamentará un día de oír mas a los fabricantes de bombas, que al pueblo que trabaja y sufre y que desea la paz.

   A raíz del 11 de setiembre, cuando sucedió el atentado a las torres gemelas, Baltasar Garzón escribía un artículo en el que proponía como una respuesta serena y enjuiciada, que la lucha contra el terrorismo, sea nacional o internacional, no se basa en una declaración de guerra o en la invasión del por entonces Afganistán, sino en una serie de medidas de tipo legal basadas en el derecho internacional, de la creación y aceptación de organizaciones de índole universal que unificara las investigación a todos los niveles del terrorismo, en este caso internacional. Así, escribía Garzón: “la creación de un espacio único universal, lo que supone…la ratificación del estatuto de la C.P.I. (Tribunal penal internacional- al que el gobierno americano no se somete-) la creación de una comunidad de inteligencia; la creación de un observatorio internacional sobre terrorismo, y la ayuda a los países afectados para que amplíen sus recursos, no militares, sino humanitarios, culturales, económicos…y que derechos humanos, seguridad, cooperación y justicia penal universal se conjuguen en un mismo tiempo”.

   La experiencia de cómo el Estado de derecho le va ganando espacio al terrorismo de ETA, es un ejemplo. Detrás de ello está la incansable labor del juez Garzón. Y no creo que Aznar pueda sustraerse a esta autoridad. Pero este tipo de lucha no favorece a la industria de armamento, pero si genera paz, seguridad y confianza en la justicia.

   Dios quiera que algún día, y que no sea muy lejano, el trío de la coalición se encuentren sentados como imputados en el banquillo de la CPI. Declarando ante Garzón por los actos de guerra a países indefensos como Irak, Afganistán o tantos otros; por la ausencia de humanidad de los tales. Por el expolio de sus recursos, por las vidas de quienes son inocentes, y por que el caso demanda justicia infinita, pero justicia de verdad. Porque hoy, muchas criaturas, miles, están doloridas por la pérdida de sus hijos, de sus padres, de sus familiares. Cada lágrima que se vierte en tierra, Dios la tiene en cuenta. Y si no se hace justicia aquí, El la hará donde esté. Esto es sin duda.



Gregorio Martínez Martínez
Almería, España.


junio
2003